Conducir con suavidad reduce los niveles de contaminación del aire. Es lo que afirma el National Institute for Health and Care Excellence (NICE por sus siglas en Inglés) de Reino Unido en un reciente estudio, y suena a una premisa lógica: cuantos menos acelerones y reanudación de la marcha, menos emisiones. ¿Y qué elementos son los que más nos hacen frenar y conducir sin un ápice de suavidad, aumentando las frenadas en seco? Los badenes, el gran enemigo de nuestra espalda y de la suspensión del coche.
Además de aumentar los niveles de contaminación y del consumo, se debe recalcar el hecho de que muchos de estos elementos de reducción de velocidad están mal colocados o tienen dimensiones desproporcionadas. Algunos cuentan además con una señalización deficiente o están en un estado ruinoso, y su uso, además de provocar daños en el vehículo, aumenta las posibilidades de sufrir lesiones lumbares o cervicales.